Hoy
quiero que conozcáis algunas leyendas celtas irlandesas, por ello os
dejo esta del nacimiento de los Fianna, una especie de mercenarios,
piratas, bandidos,... que vivieron en Irlanda y que han tenido una
gran repercusión en la Irlanda moderna.
EL
NACIMIENTO DE FINN MAC CUMHAILL
Cumhall
MacArt fue un gran campeón del oeste de Irlanda. Se profetizó que
si llegaba a casarse, le llegaría la muerte en la siguiente batalla
que librase. Debido a ello, no tenía esposa y evitaba a las mujeres,
hasta que un día, vio a la hija del rey que era tan bella que se
enamoró hasta tal punto de ella que olvidó sus temores y la
desposó. Al día siguiente del enlace, se conoció la noticia de que
se libraría una batalla. Por otra parte, un druida le profetizó al
rey que el vástago de su hija le arrebataría el trono.
Antes
de entrar en combate Cumhall MacArt, le contó a su madre lo que
decían las profecías y le pidió que cuando naciera su hijo se lo
llevara para que el rey no le matara.
Como
era de esperar, Cumhall pereció en esa batalla y la hija del rey
tuvo ese mismo año un hijo varón. Cuando el rey se enteró, mandó
que le mataran, tirándole por una de las ventanas del castillo para
que cayera al río y se ahogase, pero no contaba con que el niño
flotaría y su abuela le encontraría y se lo llevaría.
Cuando
el rey supo que la anciana se lo había llevado, mandó matar a todos
los niños del reino nacidos ese mismo día.
La
anciana, al desaparecer con el niño, no tenía adonde ir, por ello
contrató a un hombre para que ahuecara un roble donde poder
refugiarse ella, el bebé y un cachorro que acababa de encontrar.
Cuando hubo terminado, la anciana cortó la cabeza al hombre para que
no revelara dónde se encontraban.
Vivieron
los tres en el árbol durante cinco años y pasados esos años,
salieron al exterior. Cuando el niño cumplió quince años, su
abuela le llevó a un juego de hurling, que consistía en lanzar una
pelota y golpearla para que nunca toque el suelo, que celebraba el
rey, su abuelo, con los hijos de otro rey vecino. Los dos bandos del
juego estaban igualados en pericia hasta que llegó él, quien no
dejaba que la pelota tocase el suelo. El otro rey, al ver que ganaban
a los suyos se enfureció y preguntó quién era ese fin cumhal
(gorro blanco, puesto que el chico era tan rubio que tenía el pelo
casi blanco) y su abuela respondió para sí que se llamaría Finn
Mac Cumhaill.
El
rey pidió que prendieran al muchacho y que lo mataran, por ello la
abuela corrió a por el chico y se lo llevó corriendo de allí.
Cuando llevaban un tiempo corriendo el muchacho se cansó y su abuela
se lo echó a la espalda, introduciendo sus pies en los dos bolsillos
de su traje y siguió corriendo.
Poco
después la anciana tuvo la sensación de que los perseguían y pidió
a su nieto que mirara hacia atrás a ver qué veía. El chico le dijo
que había un jinete montado en un caballo blanco, a lo que la abuela
respondió que no debía temer nada, pues un caballo blanco no tiene
resistencia y nunca les alcanzaría. Y siguieron corriendo.
Por
segunda vez la mujer tuvo la sensación de que alguien iba detrás de
ellos y pidió al muchacho que echara un vistazo. Él le dijo que les
seguía un jinete en un caballo marrón y ella le contestó que no
temiera porque los caballos marrones están atolondrados y no les
alcanzarían. Y siguieron corriendo.
Por
último la abuela del chico le pidió que mirara a ver si les seguía
alguien. Él le dijo que un jinete montado en un caballo negro les
perseguía y su abuela le contestó que de este sí debía temer
porque los caballos negros son los más resistentes y no había
escapatoria. Por ello decidieron que la abuela se metiera en una
turbera profunda y les dijera a los jinetes que su nieto estaba
dentro y que no lograba encontrarle.
Cuando
llevaron a cabo el plan, los jinetes, como no encontraban al
muchacho, decidieron cortarle la cabeza a la anciana, para aplacar la
cólera del rey.
Finn
y Bran (el cachorro que había llevado la anciana al árbol)
siguieron su camino y corrieron hasta llegar a una cueva donde
crepitaba fuego y había muchas cabras. Después de descansar durante
dos horas, llegó un gigante a la cueva con un salmón en la mano. El
gigante tenía un solo ojo y cuando vio a Finn le ordenó que asara
el salmón, pero que como le saliera una sola ampolla le cortaría la
cabeza. Así pues el gigante se echó a dormir y Finn se dispuso a
asar el salmón. Pero cuando lo estaba asando, apareció una ampolla
en el salmón y Fin la apretó con el pulgar por si podía romper la
ampolla sin que el gigante se diera cuenta; pero se le quemó el dedo
y decidió ponérselo entre los dientes para calmar el dolor. Royó
la piel hasta llegar a la carne, la carne hasta el hueso y después
hasta la médula y cuando la probó, recibió el conocimiento de
todas las cosas.
Así,
sabiendo lo que tenía que hacer, hundió el espetón ardiente en el
ojo del gigante y se lo destrozó. El gigante, al despertarse tan
bruscamente, le rugió que no saldría vivo de allí y se lanzó a
por él. Entonces Finn, mató a la mayor de las cabras y la
despellejó lo más rápido que pudo y se colocó la piel por encima.
Condujo a las cabras a pasar por al lado del gigante pero cuando le
tocó el turno a él, el gigante se dio cuenta y lo agarró. Finn se
deshizo de la piel y escapó. Entonces, el gigante le dijo que tenía
un regalo para él y Finn, como no se fiaba, le pidió que lo pusiera
en el suelo y se alejara. Era un anillo, que en cuanto tocó el dedo
de Finn se aferró tan firmemente que nadie se lo hubiese podido
sacar. Entonces el gigante preguntó:
- ¿Dónde estás?
Y
el anillo contestó:
- En el dedo de Finn.
Así
el gigante sabía dónde tenía que atacar. Pero Finn fue más rápido
y lo esquivó, no una sino muchas veces. Entonces Bran le dijo que se
chupara el dedo y así sabría lo que tenía que hacer. Finn lo hizo
y supo que debía cortarse el dedo para librarse del anillo y así
poder escapar del gigante.
Finn
y Bran prosiguieron su camino y llegaron a un espeso bosque donde
unos hombres estaban construyendo algo. Finn les preguntó y uno de
los hombres le contestó que estaban construyendo un dun, un tipo de
casa hecho de paja, para el rey, pero que cada noche se quema y
tienen que empezar de nuevo por la mañana; así que el rey había
decidido dar una recompensa (la mano de su hija y el legado del reino
cuando él muriera) a quien hiciera que el dun no ardiera por las
noches pero si no lo conseguían, el rey les cortaría la cabeza a
todos en el mismo día. Ya lo habían intentado todos los campeones
del reino sin suerte. Bran instó a Finn a chuparse el dedo a fin de
saber qué era lo que pasaba. Finn se chupó el dedo hasta la médula
y supo que detrás de todo esto estaba una anciana que mandaba a sus
hijos por las noches con antorchas para quemar el dun. Finn fue a ver
al rey a decirle que él salvaría el dun.
Por
la noche Finn se chupó el dedo hasta la médula y supo lo que debía
hacer. Bran se subió al tejado aguardando a que uno de los hijos de
la anciana llegara con la antorcha. Cuando llegó, tiró las
antorchas al tejado del dun, pero Bran las tiró al río antes de que
prendieran fuego y Finn se abalanzó sobre él para matarle. Después
de una lucha terrible lo consiguió.
La
anciana al ver que su hijo pequeño no regresaba, mandó al mediano
con antorchas a quemar el dum. Pero éste corrió la misma suerte,
así que mandó al mayor, quien también murió. Decidió entonces ir
ella y cuando se enfrentaron, sucedió el combate más violento de la
historia, pero Finn consiguió vencerla.
Por
la mañana fue a ver al rey y a reclamarle su premio. Pero Finn no
estaba interesado en la hija del rey sino en los campeones que iban a
ser ejecutados. Finn, hizo un trato con el rey, que éste se quedaría
con su hija y Finn con los campeones, que obedecerían a Finn en todo
lo que dijera.
Finn
fue a ver a los hombres y les preguntó si le obedecerían en todo lo
que dijera y éstos contestaron que así lo harían. Todos los
campeones fueron liberados y desde entonces obedecieron ciegamente
las órdenes de Finn. Así fue cómo aquéllos fueron los primeros
Fianna de Irlanda.