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jueves, 18 de julio de 2013

La leyenda del nacimiento de Finn Mac Cumhaill

Hoy quiero que conozcáis algunas leyendas celtas irlandesas, por ello os dejo esta del nacimiento de los Fianna, una especie de mercenarios, piratas, bandidos,... que vivieron en Irlanda y que han tenido una gran repercusión en la Irlanda moderna.
EL NACIMIENTO DE FINN MAC CUMHAILL
Cumhall MacArt fue un gran campeón del oeste de Irlanda. Se profetizó que si llegaba a casarse, le llegaría la muerte en la siguiente batalla que librase. Debido a ello, no tenía esposa y evitaba a las mujeres, hasta que un día, vio a la hija del rey que era tan bella que se enamoró hasta tal punto de ella que olvidó sus temores y la desposó. Al día siguiente del enlace, se conoció la noticia de que se libraría una batalla. Por otra parte, un druida le profetizó al rey que el vástago de su hija le arrebataría el trono.
Antes de entrar en combate Cumhall MacArt, le contó a su madre lo que decían las profecías y le pidió que cuando naciera su hijo se lo llevara para que el rey no le matara.
Como era de esperar, Cumhall pereció en esa batalla y la hija del rey tuvo ese mismo año un hijo varón. Cuando el rey se enteró, mandó que le mataran, tirándole por una de las ventanas del castillo para que cayera al río y se ahogase, pero no contaba con que el niño flotaría y su abuela le encontraría y se lo llevaría.
Cuando el rey supo que la anciana se lo había llevado, mandó matar a todos los niños del reino nacidos ese mismo día.
La anciana, al desaparecer con el niño, no tenía adonde ir, por ello contrató a un hombre para que ahuecara un roble donde poder refugiarse ella, el bebé y un cachorro que acababa de encontrar. Cuando hubo terminado, la anciana cortó la cabeza al hombre para que no revelara dónde se encontraban.
Vivieron los tres en el árbol durante cinco años y pasados esos años, salieron al exterior. Cuando el niño cumplió quince años, su abuela le llevó a un juego de hurling, que consistía en lanzar una pelota y golpearla para que nunca toque el suelo, que celebraba el rey, su abuelo, con los hijos de otro rey vecino. Los dos bandos del juego estaban igualados en pericia hasta que llegó él, quien no dejaba que la pelota tocase el suelo. El otro rey, al ver que ganaban a los suyos se enfureció y preguntó quién era ese fin cumhal (gorro blanco, puesto que el chico era tan rubio que tenía el pelo casi blanco) y su abuela respondió para sí que se llamaría Finn Mac Cumhaill.
El rey pidió que prendieran al muchacho y que lo mataran, por ello la abuela corrió a por el chico y se lo llevó corriendo de allí. Cuando llevaban un tiempo corriendo el muchacho se cansó y su abuela se lo echó a la espalda, introduciendo sus pies en los dos bolsillos de su traje y siguió corriendo.
Poco después la anciana tuvo la sensación de que los perseguían y pidió a su nieto que mirara hacia atrás a ver qué veía. El chico le dijo que había un jinete montado en un caballo blanco, a lo que la abuela respondió que no debía temer nada, pues un caballo blanco no tiene resistencia y nunca les alcanzaría. Y siguieron corriendo.
Por segunda vez la mujer tuvo la sensación de que alguien iba detrás de ellos y pidió al muchacho que echara un vistazo. Él le dijo que les seguía un jinete en un caballo marrón y ella le contestó que no temiera porque los caballos marrones están atolondrados y no les alcanzarían. Y siguieron corriendo.
Por último la abuela del chico le pidió que mirara a ver si les seguía alguien. Él le dijo que un jinete montado en un caballo negro les perseguía y su abuela le contestó que de este sí debía temer porque los caballos negros son los más resistentes y no había escapatoria. Por ello decidieron que la abuela se metiera en una turbera profunda y les dijera a los jinetes que su nieto estaba dentro y que no lograba encontrarle.
Cuando llevaron a cabo el plan, los jinetes, como no encontraban al muchacho, decidieron cortarle la cabeza a la anciana, para aplacar la cólera del rey.
Finn y Bran (el cachorro que había llevado la anciana al árbol) siguieron su camino y corrieron hasta llegar a una cueva donde crepitaba fuego y había muchas cabras. Después de descansar durante dos horas, llegó un gigante a la cueva con un salmón en la mano. El gigante tenía un solo ojo y cuando vio a Finn le ordenó que asara el salmón, pero que como le saliera una sola ampolla le cortaría la cabeza. Así pues el gigante se echó a dormir y Finn se dispuso a asar el salmón. Pero cuando lo estaba asando, apareció una ampolla en el salmón y Fin la apretó con el pulgar por si podía romper la ampolla sin que el gigante se diera cuenta; pero se le quemó el dedo y decidió ponérselo entre los dientes para calmar el dolor. Royó la piel hasta llegar a la carne, la carne hasta el hueso y después hasta la médula y cuando la probó, recibió el conocimiento de todas las cosas.
Así, sabiendo lo que tenía que hacer, hundió el espetón ardiente en el ojo del gigante y se lo destrozó. El gigante, al despertarse tan bruscamente, le rugió que no saldría vivo de allí y se lanzó a por él. Entonces Finn, mató a la mayor de las cabras y la despellejó lo más rápido que pudo y se colocó la piel por encima. Condujo a las cabras a pasar por al lado del gigante pero cuando le tocó el turno a él, el gigante se dio cuenta y lo agarró. Finn se deshizo de la piel y escapó. Entonces, el gigante le dijo que tenía un regalo para él y Finn, como no se fiaba, le pidió que lo pusiera en el suelo y se alejara. Era un anillo, que en cuanto tocó el dedo de Finn se aferró tan firmemente que nadie se lo hubiese podido sacar. Entonces el gigante preguntó:
  • ¿Dónde estás?
Y el anillo contestó:
  • En el dedo de Finn.
Así el gigante sabía dónde tenía que atacar. Pero Finn fue más rápido y lo esquivó, no una sino muchas veces. Entonces Bran le dijo que se chupara el dedo y así sabría lo que tenía que hacer. Finn lo hizo y supo que debía cortarse el dedo para librarse del anillo y así poder escapar del gigante.
Finn y Bran prosiguieron su camino y llegaron a un espeso bosque donde unos hombres estaban construyendo algo. Finn les preguntó y uno de los hombres le contestó que estaban construyendo un dun, un tipo de casa hecho de paja, para el rey, pero que cada noche se quema y tienen que empezar de nuevo por la mañana; así que el rey había decidido dar una recompensa (la mano de su hija y el legado del reino cuando él muriera) a quien hiciera que el dun no ardiera por las noches pero si no lo conseguían, el rey les cortaría la cabeza a todos en el mismo día. Ya lo habían intentado todos los campeones del reino sin suerte. Bran instó a Finn a chuparse el dedo a fin de saber qué era lo que pasaba. Finn se chupó el dedo hasta la médula y supo que detrás de todo esto estaba una anciana que mandaba a sus hijos por las noches con antorchas para quemar el dun. Finn fue a ver al rey a decirle que él salvaría el dun.
Por la noche Finn se chupó el dedo hasta la médula y supo lo que debía hacer. Bran se subió al tejado aguardando a que uno de los hijos de la anciana llegara con la antorcha. Cuando llegó, tiró las antorchas al tejado del dun, pero Bran las tiró al río antes de que prendieran fuego y Finn se abalanzó sobre él para matarle. Después de una lucha terrible lo consiguió.
La anciana al ver que su hijo pequeño no regresaba, mandó al mediano con antorchas a quemar el dum. Pero éste corrió la misma suerte, así que mandó al mayor, quien también murió. Decidió entonces ir ella y cuando se enfrentaron, sucedió el combate más violento de la historia, pero Finn consiguió vencerla.
Por la mañana fue a ver al rey y a reclamarle su premio. Pero Finn no estaba interesado en la hija del rey sino en los campeones que iban a ser ejecutados. Finn, hizo un trato con el rey, que éste se quedaría con su hija y Finn con los campeones, que obedecerían a Finn en todo lo que dijera.


Finn fue a ver a los hombres y les preguntó si le obedecerían en todo lo que dijera y éstos contestaron que así lo harían. Todos los campeones fueron liberados y desde entonces obedecieron ciegamente las órdenes de Finn. Así fue cómo aquéllos fueron los primeros Fianna de Irlanda.