Bueno,
ya os he hablado sobre distintos asuntos relacionados con la cultura
celta y creo que es el momento de abordar el tema “druidas”.
Contrariamente a lo que muchos piensan, no todos los druidas eran
magos; pero voy muy deprisa, dejarme explicároslo.
El
druidismo era un sistema filosófico, jurídico, metafísico y
religioso, común para todos los celtas. La sociedad celta se dividía
según el estatus donde los druidas ocupaban el lugar privilegiado,
aunque podía pertenecer a este estatus cualquier persona, no tenían
que ser necesariamente los nobles.
La
clase druídica se dividía en bardos o poetas, eubages o
adivinadores y saronidae o jueces e instructores de la juventud y
“druida” era un término que incluía a toda la orden. Dion
Crisostom, en sus Orationes (XLIX) describe a
los druidas de la Galia en el año 100 d.C. como los poseedores de
todas las ramas de la sabiduría y el conocimiento, los reyes
simplemente ejecutaban los deseos de los druidas. Por lo que no sólo
eran sacerdotes, sino también filósofos, magos, poetas cantantes y
adivinos.
Eran
los mismos druidas quienes llevaban al trono a su nuevo rey, con
ceremonias llamadas tarbhfess, utilizando el sacrificio
ritual de un caballo para la consagración de un nuevo rey. También
eran los druidas quienes decidían el nombre que iba a llevar un niño
o una niña, otorgándole así un puesto en la sociedad. Los druidas
irlandeses también eran los encargados de dar la bendición a un rey
que va a emprender alguna tarea pública importante. Además
participaban en ceremonias funerarias.
A
los druidas irlandeses se les debía la educación que se les daba a
los jóvenes celtas que venían de la aristocracia, mediante lo cual
se establecían lazos íntimos de amistad, respeto y consideración
de los jóvenes hacia sus maestros, lo que confería a los druidas
gran poder.
Y
esto es todo por hoy, en otras entradas os contaré más cosas sobre
los druidas. Hasta el jueves que viene ;)
Vero